A pocos meses de celebrar su quincuacentenario, Santa Marta se prepara para conmemorar 500 años de historia. Sin embargo, la expectativa por esta fecha simbólica está teñida por el descontento de sus habitantes con las condiciones actuales de la ciudad. Un reciente sondeo ciudadano reveló las principales preocupaciones de los samarios: la delincuencia, el deficiente servicio de acueducto y la falta de oportunidades laborales.
La inseguridad se consolidó como la principal preocupación. Hurtos, homicidios, extorsiones y enfrentamientos entre grupos armados ilegales han generado temor en los barrios de la ciudad. Los encuestados expresaron su miedo a salir a la calle, a caminar con sus celulares en la mano y a sentirse seguros incluso en sus propios hogares.
La segunda queja generalizada se refiere al colapso del servicio de acueducto. En varios sectores de Santa Marta, el agua potable escasea. Comunitarias viven semanas y hasta meses sin el servicio, dependiendo de carrotanques o siendo obligadas a comprar agua en carretillas. Los residentes destacan la falta de soluciones efectivas a pesar de las promesas de proyectos para mejorar la situación.
Por último, la falta de empleo formal y las escasas oportunidades laborales son una preocupación creciente para los samarios. La informalidad predomina en gran parte del territorio, obligando a muchos a subsistir del rebusque o a migrar en busca de mejores condiciones.
Estas tres problemáticas resumen el sentir de una ciudad que, a pesar de su riqueza histórica, cultural y natural, enfrenta retos profundos que afectan la vida cotidiana de su gente. El llamado de los samarios es claro: más allá de las conmemoraciones, Santa Marta necesita acciones concretas que dignifiquen a su población y le devuelvan la esperanza.
