La relación entre Colombia y Venezuela se vio nuevamente tensionada luego de que el presidente colombiano, Gustavo Petro, afirmara públicamente que alias ‘Chiquito Malo’, uno de los principales jefes del Clan del Golfo, habría establecido una alianza con miembros del ELN en territorio venezolano. Petro también reveló a través de redes sociales que se han incautado 32 toneladas de cocaína recientemente y que varios alcaldes y políticos colombianos han sido capturados por sus nexos con el narcotráfico.
Las declaraciones del mandatario colombiano generaron una dura respuesta del gobierno venezolano. Diosdado Cabello, ministro del Interior y Justicia, respondió con contundencia: “¿Por qué tiene el presidente de Colombia que meterse con Venezuela? ¿Nosotros somos los enemigos? El problema está donde se produce la droga”. Cabello rechazó tajantemente los señalamientos y aseguró que Venezuela combate activamente las redes criminales con el despliegue de más de 5.000 efectivos en todo el país. Además, denunció una aparente falta de cooperación por parte de Colombia, afirmando que Caracas entregó información precisa sobre 16 integrantes del Tren de Aragua en Colombia, pero solo uno fue capturado.
La tensión expone los vacíos y desafíos que persisten en la cooperación binacional en materia de seguridad, especialmente en las zonas fronterizas, donde operan con fuerza estructuras criminales transnacionales. Las acusaciones cruzadas entre Bogotá y Caracas vuelven a enturbiar el ambiente político y alejan una coordinación efectiva contra el crimen organizado.