La disputa comercial entre Estados Unidos y China ha escalado a nuevos niveles, afectando directamente a la industria del entretenimiento. En respuesta al aumento de aranceles impulsado por el expresidente estadounidense Donald Trump, el Gobierno chino anunció que reducirá significativamente la cantidad de películas estadounidenses que se permitirán en su territorio.
La Administración de Cine de China señaló que “la actuación errónea del Gobierno estadounidense de abusar de los aranceles sobre China inevitablemente reducirá aún más la preferencia del público nacional por las películas estadounidenses”. Añadieron que seguirán “las reglas del mercado” y que tomarán en cuenta “la decisión del público” para disminuir moderadamente las importaciones de cine estadounidense.
Esta medida llega justo después de que Estados Unidos decretara una pausa de 90 días en los aranceles, que no aplica para China. En su lugar, Trump elevó los gravámenes hasta un 125%, lo que ha reavivado la guerra comercial entre ambas potencias.
Previamente, algunas voces influyentes en China, como el periodista Liu Hong de la agencia Xinhua y Ren Yi, nieto del influyente político Ren Zhongyi, ya habían anticipado posibles represalias, entre ellas la prohibición o restricción de películas estadounidenses.
La decisión representa un duro golpe para Hollywood, que considera a China como su segundo mercado más importante, solo por detrás de Estados Unidos. Según datos recientes, títulos como Godzilla y Kong: El nuevo imperio han recaudado cifras millonarias en el país asiático: 132 millones de dólares de los 571,8 millones recaudados a nivel global provinieron de salas chinas.
El impacto fue inmediato en la bolsa. Compañías como Walt Disney Co., Paramount Global y Warner Bros. Discovery Inc. registraron caídas en sus acciones tras conocerse la decisión del Gobierno chino.
Un portavoz de Imax declaró que no esperan mayores afectaciones: “Nos complace que la Administración de Cine de China haya aclarado su postura. Confiamos en que nuestra oferta en China, que incluye películas de Hollywood, chinas e internacionales, no se verá afectada significativamente”.
Aun así, los analistas advierten que si la medida se sostiene o se endurece, podría provocar una reconfiguración en las estrategias de distribución de los grandes estudios norteamericanos, que ya venían enfrentando desafíos en el mercado chino por la creciente preferencia del público por las producciones locales.
Por ahora, la decisión de China marca una nueva fase en la guerra comercial, una en la que el cine se convierte en un campo de batalla más entre las dos mayores economías del mundo.