El sargento del Ejército Nacional, John Freddy Cuéllar, es un ángel guardián de los páramos en Colombia. Su compromiso con la conservación de los frailejones lo ha llevado a rescatar más de 50.000 de estas plantas, símbolo de la biodiversidad de los Andes.
Su historia comienza en la Brigada 4 del Ejército, en el municipio de Silvia, Cauca. Allí, Cuéllar fue asignado a una misión especial: proteger la flora y fauna del páramo de Las Papas. La visión de los frailejones, plantas emblemáticas de estos ecosistemas, lo conmovió. Observó cómo su belleza se veía amenazada por la acción humana y la destrucción de su hábitat.
Motivado por una profunda admiración hacia estos seres vivos, Cuéllar se propuso protegerlos. Empezó por enseñar a sus compañeros de la Brigada la importancia de los frailejones y cómo su conservación es crucial para el equilibrio del medio ambiente.
El sargento Cuéllar también se involucró en la sensibilización de la comunidad. Sus acciones, que van desde charlas con niños hasta la participación en campañas de reforestación, han despertado una mayor conciencia sobre la importancia de proteger estos ecosistemas.
Su trabajo no se limita a la protección de los frailejones. Cuéllar también ha rescatado otras especies de flora y fauna en peligro de extinción, como el cóndor de los Andes. Su labor ha sido reconocida por diferentes organizaciones, incluyendo la Fundación Natura, que lo premió por su dedicación a la protección del medio ambiente.
El impacto de su trabajo es evidente. Los páramos de Colombia, que antes sufrían de una gran deforestación y tala indiscriminada, ahora muestran signos de recuperación. Los frailejones, que estaban en peligro de extinción, han empezado a prosperar.
La historia de John Freddy Cuéllar es un ejemplo de cómo una sola persona puede marcar la diferencia. Su compromiso con la protección de los frailejones ha transformado la conciencia ambiental de toda una comunidad.
Su ejemplo sirve como inspiración para todos aquellos que buscan contribuir a la protección de la naturaleza. Cuéllar ha demostrado que la pasión y la perseverancia pueden crear un cambio positivo en el mundo.
