Doña Elia, una mujer de 80 años, ha sido un rostro familiar para los policías de Ibagué durante más de una década. Conocida cariñosamente como “abuela”, “madre” o “Nona Elia”, se ha ganado el afecto de los uniformados no solo por su constante presencia, sino por su gesto cotidiano de ofrecer agua y bendiciones sin esperar nada a cambio.
Cada mañana, en la esquina de la calle 23 con avenida Ferrocarril, doña Elia Sáenz instala su pequeña nevera donde vende bebidas frías. Desde allí, observa y saluda a los policías que transitan por la zona, a quienes recibe con una sonrisa, palabras amables y, cuando es posible, una botella de agua.
Doña Elia es madre de dos hijos y abuela de un policía. Quizá por eso, o simplemente por su carácter generoso, ha desarrollado una relación especial con los miembros de la Policía Nacional en Ibagué.
Este año, en el Mes de las Madres, los policías decidieron homenajearla por el cariño que les ha demostrado día tras día. La Patrulla Púrpura, un grupo de uniformadas que trabaja en temas de género y comunidad, fue la encargada de organizar el homenaje.
La celebración incluyó el embellecimiento de su habitación, una jornada de cuidado personal y un almuerzo especial en uno de los restaurantes de la ciudad. Fue una jornada pensada no solo para agradecerle, sino para recordarle que su presencia es valiosa y que, aunque no comparta lazos de sangre con todos, su figura materna ha calado profundamente entre los policías que la conocen.
