Un accidente con parapente ocurrido en el Cañón del Chicamocha, uno de los destinos turísticos más populares del oriente colombiano, dejó a dos personas heridas y generó una creciente preocupación por la seguridad en las actividades de aventura de la región.
El incidente tuvo lugar el pasado miércoles 7 de mayo, en horas de la tarde, cuando un parapente que realizaba un vuelo turístico se precipitó sobre la vía nacional que conecta San Gil con Bucaramanga. Según testigos, el aparato fue sorprendido por una fuerte ráfaga de viento en una zona de difícil acceso aéreo, lo que desestabilizó su trayectoria.
Los dos ocupantes del parapente, el piloto y un turista, sobrevivieron con lesiones leves. El guía sufrió heridas superficiales en brazos y piernas, mientras que el pasajero presenció algunos golpes sin gravedad.
La falta de pronunciamientos oficiales por parte de la empresa turística y de las autoridades locales ha generado una cierta inquietud en el sector. Hasta el momento no se han emitido comunicados que esclarezcan las causas del accidente ni anuncien medidas preventivas. Tampoco se ha confirmado si se iniciará una investigación formal para verificar el cumplimiento de las normas técnicas y operativas establecidas para este tipo de actividades.
El incidente reabre el debate sobre la seguridad en los deportes extremos que se ofrecen en la zona, especialmente en un lugar de características climáticas complejas como el Cañón del Chicamocha, donde las condiciones del viento pueden cambiar de manera repentina. Expertos en meteorología y seguridad aérea advierten sobre la necesidad de implementar sistemas de monitoreo más estrictos.
El Cañón del Chicamocha, conocido popularmente como Panachi, recibe cada año a miles de visitantes atraídos por sus paisajes únicos y por las experiencias extremas que ofrece. El parapente se ha convertido en una de las actividades favoritas, permitiendo a los turistas volar sobre una de las maravillas naturales más impresionantes del país. Sin embargo, el reciente accidente plantea interrogantes sobre la preparación y vigilancia de los operadores turísticos ante eventos atmosféricos imprevistos.
Con la temporada de vacaciones próxima a comenzar, el suceso pone en evidencia la necesidad de una revisión profunda de las prácticas de seguridad en este tipo de experiencias. Viajeros y autoridades esperan respuestas y acciones concretas que eviten que situaciones como esta vuelvan a suceder en uno de los escenarios turísticos más emblemáticos de Colombia.