Un nuevo estudio realizado por la Fundación Retorno Vital revela serias dificultades que enfrentan los pacientes colombianos en su acceso a los servicios de salud. De acuerdo con el informe, los pacientes esperan hasta 250 días para recibir sus medicamentos, una situación que genera preocupación especialmente para aquellos con enfermedades oncológicas o de alto costo.
El estudio, que analizó más de 2000 trámites gestionados por la fundación, encontró que la demora en la entrega de medicamentos es la principal barrera reportada por los pacientes, con un 42% de los casos. A esto se suman las dificultades para conseguir citas médicas (27%), las demoras en las autorizaciones (21%) y la falta de convenios entre las Empresas Promotoras de Salud (EPS) e Instituciones Prestadoras de Salud (IPS) (7%).
Jorge García, director ejecutivo de Retorno Vital, enfatizó la gravedad de la situación: “La demora en la entrega de medicamentos preocupa especialmente en el caso de pacientes que requieren tratamientos oncológicos u otros tratamientos de alto costo, ya que la dilación puede marcar la diferencia entre una intervención oportuna y una complicación grave”.
El informe también señala que los pacientes acceden en promedio a solo 4,7 meses de tratamiento, a pesar de requerir atención y tratamiento continuo durante todo el año. En cuanto a la distribución geográfica de las dificultades, Bogotá se destaca con el mayor número de barreras reportadas (438), seguido por Antioquia (221), Valle del Cauca (186) y Santander (185).
Además, se observa un aumento del 83% en los casos reportados en la capital del país en comparación con el año anterior. El estudio también destaca el creciente gasto de bolsillo que enfrentan los pacientes. En las ciudades principales, un paciente gasta más de $110.000 mensuales para acceder a su tratamiento, mientras que en zonas apartadas, la cifra asciende a más de 1 millón de pesos.
Ignacio Gaitán, presidente ejecutivo de Afidro, expresó la necesidad de soluciones urgentes: “El sistema atraviesa por problemas críticos que requieren de soluciones urgentes e inmediatas. Mientras logramos a nivel colectivo pensar y avanzar en esas soluciones, no podemos perder de vista que esta es una situación que impacta directamente la vida de millones de pacientes y que pone en riesgo la continuidad de sus tratamientos. Invito a todos los actores a asumir esta coyuntura con corresponsabilidad y a ser parte de la solución”.
